La Julieta Rebelde
Morir queriendo ser libre
encontrar mi lado salvaje
ponerle alas a mi destino
romper los dientes de este engranaje
Si Antigona hubiera nacido en los ochentas escucharía a La Renga o formaría parte de la banda. Su irreverencia es la de alguien que llegó tarde al sistema y que nunca aprendió a vivir entre los hombres. Antigona es una mujer salvaje, víctima de todas las cagadas de los hombres que la rodearon. Tendría que haber maldecido a toda su constelación familiar de fratricidas, incestuosos y vendepatrias. Podría haber comenzado una gesta como la de Kratos y reventarlos a todos a cadenazos, desde el suelo al Olimpo cargando contra hombres y dioses por igual. Porque son todos culpables menos ella. Sin embargo, cuando sabe que va a morir, en vez de enojarse, dice:
Mi persona no está hecha para compartir el odio, sino el amor.
A nosotros, que nos gustaría continuar leyendo la interminable hybris de homicidios, nos deja atónitos. Esta es mi revolución, llenar de amor mi sangre y si reviento, que se esparza en el viento el amor que llevo dentro. Y parecía Renguera la Anti, pero es más onda 2000, tirando a Cuatro pesos de propina. Su revolución es perdonar a todos y cortar con la cadena de desastres. Alguien tenía que hacerlo y fue la piba, que después de cerrarle los ortitos al tirano de Creonte y a todos sus secuaces, decidió poner fin a la tragedia más épica de todas.
Siempre me pregunté si la piedad para con los dioses de Antígona no era simplemente una excusa para rebelarse contra los hombres. Un hilo del cual tirar para destruir al reino y a su gente. Esta otra Antígona es una mosquita muerta. Va de buena, pero sabe que los tiene a todos atados a su desgracia porque es la heredera de la maldición de Edipo, y puede castearla contra cualquiera que se interponga en su camino. Prefiero la primera, la que usa el poder del amor para terminar con la maldición de la estirpe de Layo.
Por otro lado, cómo no hablar de Creonte. Es de esos tipos (como Milei) que sabés que ni bien tengan el poder, la van a cagar. Y así lo hizo. Con su primer decreto, el de no enterrar al hijo de Edipo, desencadenó una serie de sucesos bochornosos que acabaron con la vida de su sobrina, su esposa y su hijo. Todo por no escuchar al viejo Tiresias. ¿Es que nadie le va a dar bola a Tiresias? El viejo tiene la posta desde hace años. Hace tres tragedias que viene adivinando todo y la gente siempre lo escucha tarde. Quizás la estupidez de Creonte no sea casual. En Antigona uno de los temas es la ley divina, lenta y misteriosa, en oposición a la ley humana, rápida y caprichosa. Tiresias es más cercano a los dioses que a los hombres. Los adivinos y los oráculos son la forma que tienen los dioses de mostrar una y otra vez sus limites a los hombres, aunque a veces también raptan muchachas o las convierten en árboles o esparcen plagas en ciudades, hacen llover flechas o conspiran para que te garches a tu vieja.
Antigona es tan libre e irreverente que ella elige como morir, quitándole esa gracia final a Creonte. No obstante, se equivoca en esa última jugada. Venía bien, pero, hizo una de más. Y esa es la tragedia. Si esperaba un poco recibía el perdón, el amor y la vida, pero se precipitó y lo perdió todo. Esta última Antígona, la Julieta rebelde es la que más pena da. Al igual que Layo, y que toda su estirpe, toma una mala decisión que la condena a ella y a sus seres queridos cerrando, por fin, este círculo genealógico de desgracias.
Jajaja es increíble la Antigona rebelde. Lo de Tiresias me parece la clave para entender que lo importante no es tener la posta, sino la capacidad de hacerse cargo de ella, es como el "si me dicen que tengo que hacer lo hago", pero ahí aparecen todas las resistencias y donde están nuestras limitaciones, siempre sabemos lo que tenemos que hacer o lo correcto, pasa que nuestras inseguridades y miedos nos bloquean.
ResponderEliminarY no estoy tan seguro que haya hecho una de más, creo yo que Antígona necesitaba sacrificarse como Eren para liberar a los suyos. Era la forma de dejar de cagarla en vida y no pasar esta herencia maldita.